miércoles, 13 de noviembre de 2013

Mi vida fragmentada

La sentencia está dictada, sé que no funciona y aún así me aventuro a tratar de encajar en un mundo ajeno. Soy pueblerina y es mi destino buscar un destino provinciano. De esos en los que soy una ex putilla (como si fuera gripa), me ligo a un Güey de "lana"(príncipe azul), me caso de blanco en la iglesia de piedra (cuento de hadas) y me voy de luna de miel a Cancún (cliché) y directo a la reproducción. Sí, todo eso que la gente bonita llama cotidianidad, la realidad que engrana en la agenda rutinaria del ensenadense clasemediero. Esos que son leyenda en su circunscripción y nada más. Sin embargo, no pertenezco ahí, yo soy una loser: voy sola al cine, eternamente estoy sin novio, no soy madre soltera o soltera reciclada, no tengo abortos secretos a compartir en las pisteadas melancólicas de las pijamadas, nunca he vivido con un tipo o compartido saliva u otros jugos corporales con mujeres, no fumo marihuana cuantimenos tabaco, soy una borracha casual y tan pasiva que su mayor pecado es caerse a mitad de la Ruiz de rodillas cuando cruza de bar a bar (gracias Pelayo por los baches)... Una poetilla de segunda mano en busca de todo y nada. Y con la falsa modestia que me caracteriza finjo vehemencia hacia los que pronuncian eses al final de las palabras, creen en dios y gustan de los placeres elite como ir al beis o agarrar la banda en Playa Hermosa. Todo eso, para no escupir pa' arriba y olvidar la humildad de mi génesis; en el intento desesperado por salvaguardar la educación ambivalente del hogar: "eres pobre como todos, pero diferente a los demás"... Trato de ocultarme detrás de los faros castaños, esconder todo aquello que guardo en el bodegón de mi estrecho brasier, ello que no sale a la luz para aparentar soy una persona promedio, gris, de esas que abundan en los bares de la zona centro. Esta es mi fragmentada y desperdicio de vida. No cumplo con los estándares locales, así que estoy destinada a mi destino provinciano, como buena pueblerina.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Pobre realidad

Una abstracta realidad ignome, podredumbre y basura rancia, pobreza que piensas se olvida con desviar la vista, precipitar la memoria por la borda, sacudir de las suelas el polvoso recuerdo de los chamagosos, cuando circundas calles llanas del malecón turista, virtuales, sin hastío ni hambre, espejo de una realidad abyecta, embebido en tragos coquetos que calientan el cuerpo y te borran el “tape”. La vida pasa, el tiempo pasa. Los pobres mueren y nacen más pobres. Los ricos viven eternamente ricos, en el paraíso "VIP" de los ricos. Como retrato de estampa religiosa del siglo de los mochos… Tan cerca y tan lejos. Pobre frontera apátrida. Tan cerca de los “gringos”, tan lejos del defe, de Dios, de los ungidos.