sábado, 28 de septiembre de 2013

Heme pecadora

Heme aquí padre, pecadora y te confieso: en trance me humillo al pie de mortales, busco en santos y milagros, parábolas y salmos, hábitos y gentes, ruego perdón, me arrepiento (a veces). ¡Oh padre, perdóname! Soy una mujer que goza y se regocija, pero no en ti, no en el espíritu santo, me regocijo y gozo en la carne, la vid, deidades terrenales, y juro tu nombre en vano una y mil veces. Pero cuando sangro, cuando una espina se clava en mi alma, cuando el dolor me embarga, lloro, más aún, te imploro: cúbreme con tu manto. Padre, yo soy una buena hija porque rezo a María, pongo a San Antonio de cabeza, voy a misa, golpeo mi pecho, ruego a Dios padre salga Satán que me posee, porque cuando peco, padre, no soy yo, es mi albedrío que obedece.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Tírame la primera piedra

Mirando unas fotos del Zócalo y leyendo acerca de cómo desalojaron a los maestros y para qué, recordé que hace unos años, un ex presidente municipal que ya no se cuenta entre nosotros, hizo lo mismo con burócratas despedidos que sostenían un campamento en la explanada del edificio municipal, ello, para poder "celebrar" las fiestas patrias, mientras mi madre, que es y siempre ha sido una guerrera, sostenía una huelga de hambre en la explanada del Congreso de nuestro Estado, como parte de la lucha para recuperar su empleo. Recuerdo que mis hermanos y yo, algunas veces solíamos estar con los compañeros en el campamento, pero por azares del destino, esa noche no fue así... Fueron los noticieros los que muy de mañana nos alertaron del desalojo. Habían arrasado con el campamento y los polícias, agredido físicamente a hombres y mujeres por igual, pese a tratarse de una manifestación pacífica. Es algo que me causa gran indignación aunque hayan pasado ya más de diez años, pero lo que más me indigna, es que prevalezcan este tipo de circunstancias en nuestro país, sin importar el color que nos gobierne. Las faltas siguen siendo las mismas y quienes lo permitimos seguimos siendo los mismos. Los mismos mexicanos que sólo tenemos "hambre y sed de justicia", cuando se trata de algo personal. Los mismos, que mientras no rocen nuestra esfera, seguimos permitiendo que violenten de manera flagrante los derechos universales de los demás: igualdad, educación, trabajo,libertad sexual, vivienda digna, etc. Qué es molesto e interrumpe el comercio y la vida cotidiana de los ajenos al conflicto? Nadie lo niega,pero también habría que ser empáticos y recordar que somos carne de cañón y ahora sí, que a esperar que el "Chapulín Colorado" nos defienda, porque la autoridad, no será quien lo haga. Tal vez me sea muy sencillo opinar porque yo no vivo en el Distrito Federal y no sorteo bloqueos y manifestaciones a diario, pero lo que hoy vivimos, a ningún mexicano de clase baja o de la mítica clase media, nos hace el chingado favor... Porque parece que no nos queda de otra más que salir a las calles a luchar por una vida digna, aún en contra de quienes están obligados a favorecernos y no lo hacen.