sábado, 28 de septiembre de 2013

Heme pecadora

Heme aquí padre, pecadora y te confieso: en trance me humillo al pie de mortales, busco en santos y milagros, parábolas y salmos, hábitos y gentes, ruego perdón, me arrepiento (a veces). ¡Oh padre, perdóname! Soy una mujer que goza y se regocija, pero no en ti, no en el espíritu santo, me regocijo y gozo en la carne, la vid, deidades terrenales, y juro tu nombre en vano una y mil veces. Pero cuando sangro, cuando una espina se clava en mi alma, cuando el dolor me embarga, lloro, más aún, te imploro: cúbreme con tu manto. Padre, yo soy una buena hija porque rezo a María, pongo a San Antonio de cabeza, voy a misa, golpeo mi pecho, ruego a Dios padre salga Satán que me posee, porque cuando peco, padre, no soy yo, es mi albedrío que obedece.

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